Después de las peripecias del viaje, y
de la noche extraña que pasé, cama muy blanda y al habitual ritual de no
dormir, se añadió que no pude descansar bien, me disponía para una nueva Trail,
la primera de este año y una de las tres que voy a intentar acabar (una ya está
en el saco).
Así pues, levantarse a las 5,
desayuno, ir al servicio... Nada de nada, jejejeje, lo que me hizo pensar que
carrera debería ir, y acabar de preparar la mochila... Pese a que este año la
organización había previsto avituallamientos más completos que en la edición
anterior, prefería llevar la míos, los geles a los que estoy acostumbrado, el
isotónico y el recuperador (para el Faro de la Mola) y un "botecito"
mágico para 5 horas de máxima energía, jejejeje...
Gracias a "Entrenando
Campeones" Fanny, Michel y Rafa por proporcionarme todo lo necesario para
los entrenamientos y las carreras.
La carrera empezaba a las 7, y
este año el objetivo era intentar bajar el tiempo de la pasada edición, así
que, no iba a seguir a nadie e intentar hacer mi carrera.
Los primeros 15 km transcurrieron sin
complicaciones, conservando y corriendo en todos los terrenos "corribles", y
andando rápido por torrentes, pedregales y demás... La idea era hacer una
carrera de menos a más y acabar corriendo en las arenas de las playas del
final.
Pero todo esto iba a cambiar en el 18,
al pisar mal en una bajada y meter el pie entre dos piedras, por un momento
pensé en abandonar, estaba a 2
km del control anterior y me quedaban 15 para el
siguiente, por un terrero lleno de piedra suelta... Pero pensé en todo lo que
supone correr con el #vaportiNacho y en la dedicatoria que le había hecho a
María José... En lo que invierte Entrenando Campeones en mi, en las horas de
entreno y dedicación de Dani Salas... Y sobretodo en el trabajo que había hecho
desde los 14 maratones, y con un tape en el tobillo, un ibuprofeno para la
inflamación y un nolotil para el dolor me dije "hasta el próximo
control", y así ir valorando control a control la evolución de la lesión.
Fueron 15 km duros, sobretodo hasta
que el calmante hizo su efecto, pero bueno, la parte final de este control era
una pasarela de madera y ahí estuve corriendo todo el tiempo y eso hizo que el
tobillo calentara bien y yo cogiera confianza de cara a los 8 km de subida hasta el Faro
de La Mola.
La subida a La Mola es dura, dejas de
ver la costa y te adentras en la isla, la rampa de casi 1500 metros se hace
eterna, y más yendo solo, este año hice los 73 km ( sí, me perdí durante
dos) en solitario, y eso, si no te mata, te hace más fuerte... Gracias Dani por
entrenar también el aspecto mental en nosotros...
Al llegar arriba de La Mola hay que
llegar al faro, y ese camino (practicable en casi su totalidad) también lo
corrí... El dolor no hacía acto de presencia, pero todavía me faltaban 10 km de piedras sueltas y un
torrente por pasar, prueba de fuego para el tobillo, así como la bajada del
Camino Romano, hasta llegar a la playa de Es Caló.
Y bueno, aquí en el avituallamiento de
La Mola se podía dejar material, así que al llegar un sobre de “Fast Recovery”
(gracias Michel por las “monodosis”) y el botecito de la energía extra,
jejejeje... Y para abajo, piedras, más piedras un torrente casi vertical en la
subida (sólo nos faltaba el magnesio y los pies de gato para que fuese
completo) y hacia la bajada del Camino Romano, que se hizo dura... Muy dura.
Llegada a Es Caló y 7,5 km más de terrero
irregular pero duro, sin piedra suelta y en ligera subida, donde pude alternar
tramos de carrera (por llamarlo de alguna manera) con otros andando. Aquí una nueva
anécdota para contar a mis nietos, jejejeje... Y es que en la parte final de la
subida a Punta Prima y ya escaso de fuerzas de repente un perro vino ladrando y
corriendo hacia mi... Joder, menudo susto... Y detrás un abuelito alemán
diciéndome que tranquilo, que no hace nada, jajajajaja.... Para comprobarlo
estaba yo.
Al llegar a Punta Prima sólo faltaban 13 km, la gran mayoría de
arena, no pensaba que pudiera echar de menos correr sobre esa superficie, es
más, deseaba que llegara la arena para poder descansar el tobillo... Los 7 km hasta el punto de giro se
hicieron duros, viento de cara y arena muy floja, pero seguía alternando los
tramos de andar (los que más) con los de correr... Quería dejarme las últimas
fuerzas para acabar corriendo.
Y así fue, llegar a Es Pas y afrontar
los últimos 5,5 km
de la prueba, la primera parte de arena y piedra dura y la última de un camino
de tierra compactada y asfalto, y como me había propuesto, no sin dolor (ya que
el efecto del nolotil ya empezaba a desaparecer), finalicé por segundo año
consecutivo la FART en tres minutos menos que el año pasado, pero habiendo
recorrido 2 km
más.
Contento a medias, orgulloso de haber
corrido y acabado los 73 km
en solitario, cuando lo más "sensato" hubiera sido abandonar, y más que
satisfecho en haber podido dedicar a Nacho y María José está Trail.